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Seguramente no hace falta que te convenzamos de las bondades de las ventanas de techo en cuanto a luminosidad, ventilación y sensación de amplitud. Sin embargo, para aprovechar al máximo todas sus ventajas, conviene saber cómo abrirlas correctamente y qué precauciones tener en cuenta según el tipo de apertura. Y es que abrir una ventana de techo podría parecer sencillo, pero lo cierto es que hacerlo bien es la única forma de disfrutar de un uso cómodo, seguro y duradero.
Existen varios sistemas de apertura para las ventanas de techo. Los más comunes son el sistema pivotante y el proyectante. En el primero, la hoja gira sobre un eje central, lo que permite dejar pasar el aire y limpiar el cristal exterior desde dentro. En el sistema proyectante, la hoja se abre hacia fuera, ofreciendo así una vista despejada y una ventilación más directa.
Algunas ventanas combinan ambos mecanismos o incorporan una apertura motorizada, ideal para tragaluces situados a gran altura. Antes de manipular la ventana, es importante conocer a fondo el tipo de apertura y comprobar el funcionamiento del asa o del mando a distancia. Si la hoja ofrece resistencia, lo cual puede deberse a la presencia de polvo o a que la junta esté reseca, no fuerces la ventana.
En los modelos con apertura pivotante, asegúrate de que la hoja quede correctamente bloqueada en la posición deseada antes de soltarla, para evitar cierres inesperados. En las ventanas proyectantes, es aconsejable sujetar firmemente el marco o el asa, especialmente en días ventosos, para mantener el control del movimiento y evitar daños en el sistema de apertura. Si la ventana está situada en una zona elevada o de difícil acceso, utiliza una varilla telescópica para abrirla o cerrarla con comodidad y seguridad, sin necesidad de subirte a muebles o escaleras inestables.
Además, se recomienda revisar los topes, bisagras y mecanismos de freno una o dos veces al año, sobre todo en el caso de ventanas grandes o pesadas, para garantizar un funcionamiento fluido y prolongar su vida útil.

Si notas que cuesta abrir la hoja, limpia el marco y revisa las juntas de estanqueidad. Con el tiempo, pueden acumularse polvo o restos de grasa que dificultan la apertura. Un poco de lubricante especial para herrajes podría ayudar a que la ventana se abra con mayor suavidad. En el caso de las ventanas con motor, conviene realizar un breve mantenimiento anual y comprobar que el sistema responde correctamente a los mandos.
Abrir la ventana de techo cada cierto tiempo mejora la ventilación, ayuda a conservar los materiales y hace que la estancia resulte más agradable en cualquier época del año. Además, permite disfrutar de la luz natural desde un ángulo singular. Si te inquieta dejar la ventana abierta por despiste y que entre agua, tienes la opción de instalar un sensor de lluvia que hará que la claraboya se cierre automáticamente en cuanto caigan las primeras gotas.
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