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Como sabes, las ventanas de techo son perfectas para disfrutar de natural y ventilación en estancias bajo cubierta. Sin embargo, su inclinación hace que acumulen más polvo, agua y suciedad que las ventanas verticales. Con los consejos de ventanas.es, podrás conservar más limpios tus tragaluces para que estén siempre como el primer día, además de aumentar el rendimiento térmico y la durabilidad de los materiales.
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Lo ideal es limpiar la ventana de techo en un día nublado (pero no lluvioso, claro). El motivo es que si el sol incide directamente sobre el cristal, el agua y los productos de limpieza se secan demasiado rápido, dejando marcas. También conviene hacer la limpieza en un día con temperaturas suaves, por si hace falta acceder al exterior.
Antes de empezar, comprueba que la hoja esté bien bloqueada en posición de limpieza. La mayoría de las ventanas de techo permite girar la hoja hasta colocarla de modo que la parte exterior quede hacia dentro; esto facilita el acceso sin necesidad de subir al tejado. Si no es posible, utiliza una varilla telescópica con un paño o un accesorio especial para llegar a la superficie exterior de forma segura.
Empieza por quitar el polvo y las partículas sueltas con un paño suave y seco. Después, aplica un limpiacristales neutro o una mezcla casera de agua templada y un poco de vinagre blanco. Pasa el paño o una bayeta de microfibra realizando movimientos circulares. Evita productos abrasivos o utensilios metálicos que puedan rayar el vidrio. Para conseguir un acabado perfecto, seca la superficie con una goma para cristales o una gamuza limpia.
No olvides revisar dos componentes tan importantes como son el marco y las juntas. Si la ventana es de PVC o de aluminio, basta con pasar un paño húmedo con jabón neutro. En caso de que la ventana tenga un marco de madera, conviene secarlo bien y comprobar que la laca o el barniz sigan intactos. Aprovecha la limpieza para valorar el estado de las juntas de estanqueidad: si están endurecidas o agrietadas, reemplázalas por unas juntas adecuadas para la ventana. Es un procedimiento bastante sencillo que vale la pena.
Es fundamental ventilar bien para reducir la humedad que se acumula en la parte interior del cristal. Abre la ventana un rato cada día, incluso en invierno, para equilibrar la temperatura entre el interior y el exterior. Así se evitan las manchas de moho o la condensación persistente.
En la mayoría de los casos, basta con limpiar la claraboya dos o tres veces al año, aunque en zonas rurales o con mucho polvo podría hacer falta una frecuencia mayor. Hacer el mantenimiento con regularidad contribuye a prolongar la vida útil del acristalamiento y del marco, así como a proporcionar más luz natural, más visibilidad y un aspecto cuidado.
En ventanas.es estamos a tu disposición para cualquier consulta que quieras hacernos sobre ventanas, puertas y muchos más productos y accesorios.